Diciembre es una época para celebrar en familia y disfrutar de la buena comida, incluso para muchas personas es el mejor mes del año y en realidad tiene mucho sentido que esta temporada sea una de las favoritas. La felicidad invade el hogar, sin embargo para nuestras mascotas estas fechas lamentablemente no disfrutan con tanta alegría este mes, debido a los continuos estallidos ensordecedores de los fuegos artificiales que los desorientan. ¿Se han detenido a pensar que siente su perro en esos momentos?
Durante este mes, nuestros ringos están expuestos a un mayor estrés, ansiedad y miedo, el cambio de su rutina, las visitas a la casa, la música con volumen alto, pero sobre todo los ruidos fuertes que producen los fuegos artificiales pueden presentar un gran problema para tu peludo. Algunos de los ringos suelen reaccionar de una manera no muy buena, pueden hacerse daño ellos mismos en el intento de esconderse para buscar protección, pueden también mostrar un poco de agresividad e incluso estar tan asustados que salen corriendo y huyen de casa.
Imaginen por un momento… Se encuentran tranquilos rodeados de las personas que aman en su hogar, con tus sentidos agudos percibes todo en la casa, olfateas hasta casi saborear las comidas ricas que cocinan y escuchas hasta el mínimo susurro que conversan. Es un momento agitado pero como no sabes leer el calendario ni el reloj no entiendes que pasa.
De repente y sin avisar, el cielo estalla en truenos y luces como bolas de fuego que parecen que caerán sobre ti. Buscas desesperadamente a tu familia, los ves correr y gritar hacia la calle, suben el volumen de la música estridente y no entiendes qué sucede, agudizas tus sentidos para tratar de comprender pero te chocas con un fuerte y penetrante aroma a humo y químicos quemados, pero no ves fuego… Y antes de que puedas reaccionar a la situación, el cielo vuelve a explotar.
La pesadilla pasó, en la mañana despiertas con la boca seca y la sensación de que algo salió de tu cuerpo o como si te hubiera aplastado un camión y aun, sin entender qué sucedió, tratas de reconocer dónde estás y no hace falta mucho tiempo para darte cuenta que estás perdido sin entender nada.
Es una sensación terrible ¿no crees? Ahora trata de imaginar este escenario pero con un perro de la calle que no tiene una familia que lo busque o lo ame y tampoco tiene donde refugiarse, o un ave silvestre que abandona su nido desorientada que vuela en direcciones errantes y luego no encuentra cómo regresar con sus polluelos. Es claro que las mascotas encienden nuestro sentido de protección y empatía, pero no debemos olvidar que la pirotecnia tiene efectos negativos en toda la fauna local.
Fuentes
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